El inconveniente es que, esta vez, la amenaza de "que viene el lobo" es determinante. El Reino Unido, que salió ya legalmente del bloque el 31 de enero, consumará el histórico divorcio a efectos prácticos el 31 de diciembre. Por el momento no hay marcha atrás. Ni oportunidad siquiera de agrandar periodo de tiempo de transición. En consecuencia, si se desea eludir el Brexit duro económico, Londres y Bruselas deberían cerrar esta semana un acuerdo comercial.

Sin convenio, las relaciones entre las dos partes se regirán únicamente bajo las pautas de la Organización Mundial del Comercio, lo que supone cuotas y aranceles. No es el más destacable escenario para un país ya en recesión. La pandemia dejará en 2020 un orificio presupuestario de 442.000 millones de euros, un 19% del PIB británico, lo que representa el mayor endeudamiento en tiempos de paz. Según Financial Times, el Reino Unido no solo tiene el exceso de muertes per cápita más alto entre los países del G7, sino más bien también el peor desempeño económico.

La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, ha enviado a Londres a Stephanie Riso, una de las personas de su máxima confianza, para ayudar al negociador comunitario Michel Barnier. La lengua francesa lleva reunido desde el pasado fin de semana con su homólogo británico, David Frost, en jornadas maratonianas en las fúnebres salas de charlas del Ministerio de Negocios, bautizado como "la cueva" por la parte del aparato de Bruselas.

En las últimas horas se consiguieron avances en gobernanza y rivalidad justa. Pero la cuestión de la pesca, el tercer punto en discordia, prosigue como espina atascada en las gargantas. La industria pesquera representa solamente cerca del 0,1% del PIB británico, pero su importancia a nivel político es totémica, puesto que recobrar el control de las aguas fue una de las considerables promesas de la causa euroescéptica.

La oferta de la UE es aceptar al Reino Unido quedarse con entre el 15% y 18% del pescado tomado en aguas británicas, una vez finalice el periodo de transición el 31 de diciembre. Pero Londres lo ve inaceptable.

Barnier está obligado a proteger el orden que le otorgan los estados miembros. No está en su mano llevar a cabo concesiones. Pero los gobernantes británicos ven la intervención de Von der Leyen (de mandar a Riso) como significativa. Fuentes gubernamentales de prominente nivel aseguran a la prensa local que la presidenta de la Comisión Europea en este momento está siendo "bastante útil" y está "preparada para desbloquear cosas".

\'Fumata blanca\' el viernes El propósito sería anunciar fumata blanca este viernes. Hay rumores de una inminente llamada entre Boris Johnson y Von der Leyen Tu operador aun del \'premier\' con la lengua francesa Emmanuel Macron, quien exhibe entre las posiciones más duras en relación a pesca. Pero el Brexit no es una religión. Aquí se precisa ver para opinar.

Si no hubiese desbloqueo esta semana, siempre y en todo momento se pueden encontrar lo que los personajes principales llaman "resoluciones creativas" para apurar el reloj hasta el último minuto. Pero, francamente, los empresarios, la banca, el sector agrícola... todos necesitan tener ya claridad respecto a de qué manera va a ser la vida a partir del 1 de enero, más que nada sabiendo que están las vacaciones de Navidad por el medio.

Por ahora, el Gobierno de Johnson ha anunciado este lunes un plan de transición de siete años para los subsidios agrícolas de Inglaterra fuera de la UE. La Política Agrícola Común (PAC) es una piedra angular del bloque, y cuesta cerca del 40% de su presupuesto, o 58.000 millones de euros al año.

Una vez se consume el divorcio, Downing Street empezará a achicar el actual sistema de "pagos directos" por hectárea. Para 2024, los labradores habrán perdido al menos la mitad de estas ayudas y para 2028 el Gobierno pretende haberlas terminado por completo para crear un nuevo servicio donde, en lugar del tamaño de sus tierras, los labradores reciban el dinero dependiendo de la productividad y respeto al medio ambiente.

El Sindicato Nacional de Agricultores ha advertido que la velocidad de la reducción de los subsidios directos es de "alto peligro" y ciertas granjas podrían volverse inviables, minando la producción nacional de alimentos.

El riesgo del nacionalismo escocés Por otra parte, esta semana clave en las negociaciones del Brexit coincide además con el congreso de forma anual del Partido Nacionalista Escocés (SNP). El Parlamento de Edimburgo celebra el próximo mayo elecciones y los secesionistas de la ministra primordial escocesa Nicola Sturgeon encabezan todas y cada una de las encuestaTu operador De empresa con su promesa de un nuevo referéndum de independencia.

Con todo, Westminster vive en su particular burbuja. Apenas queda un mes para terminar a prácticamente 50 años de relación con la UE. Pero todo el protagonismo se lo transporta la enorme rebelión que organizan los \'tories\' para este martes, cuando la Cámara de los Recurrentes va a deber votar las novedosas limitaciones sociales que el Ejecutivo quiere imponer en Inglaterra en el momento en que concluya el 2 de diciembre el presente confinamiento.

Entre 70 y cien conservadores están prestos a plantar cara al primer ministro. Estiman que el nuevo semáforo epidemiológico de restricciones del coronavirus (que en la práctica regresa a dejar al 99% de los ingleses sin mucha vida social y pone en jaque al sector hostelero) merma las libertades civiles y daña aún más la economía. Para calmar los ánimos, Johnson ha prometido una "fecha de caducidad" al plan el 3 de febrero y apunta además de esto que las reglas podrían relajarse este diciembre y que se volvería a votar al respecto en enero de 2021. Pero parece que sus filas no están persuadidas, con lo que podría padecer la enorme degradación de tener que depender de la oposición laborista para sacar su programa adelante.